La propagación del coronavirus en Ecuador es alarmante; la provincia de Guayas, cuya capital Guayaquil, es una de las zonas del mundo más castigadas por el COVID-19 per cápita, lo cual ha creado una situación de abandono de cadáveres que las autoridades tratan de resolver.
Al 1 de abril se habían reportado -según datos oficiales- más víctimas del COVID-19 que naciones latinoamericanas enteras: 60 muertos y 1,937 contagiados (1,301 sólo en la capital de la provincia); pero esta cifra no incluye los muerto a los que se no se les aplicó el test para comprobar la presencia del virus. Lo anterior ha llevado al Gobierno de Lenín Moreno a poner en marcha esta semana una Fuerza de Tarea Conjunta, y coordinar la recolección general de cadáveres.
A las funerarias desbordadas de trabajo, se sumaron otras, generalmente pequeñas, que se niegan a seguir los procesos por temor a contagios al desconocer la causa del fallecimiento de muchas personas. Lo anterior sumado a la dificultad que conlleva el toque de queda, por quince horas, a partir de las 14.00 hora local, en todo el país, que complica los trámites de defunción, algo que intentan solucionar ahora con la extensión de ciertos horarios de trabajo.
Diversos videos difundidos en redes sociales pusieron en evidencia la extrema crisis por la que está atravesando Guayaquil, por el COVID-19. Imágenes de muertos en las calles o personas suplicando que recojan a sus difuntos, son compartidas y comentadas en Twitter, Facebook y YouTube.
María Paula Romo, ministra de Gobierno, dijo el viernes que 100 cadáveres fueron recogidos en Guayaquil durante los días 24, 25 y 26 de marzo. Aclaró que varios habían fallecido por causas asociadas al COVID-19, pero también registraron muertes por otras enfermedades.
Por su parte, la Policía Nacional de Ecuador afirmó que en Guayaquil se han levantado 308 cadáveres en 8 días (desde el 23 hasta el 30 de marzo) en diferentes casas.