Estados Unidos. Ni la nostalgia ni el Día de la Madre salvaron a Disney del desastre. En un intento desesperado por amortiguar el fracaso económico de su fallido live action de Blancanieves, la compañía decidió reestrenar la película en más de mil 300 salas de cine en Estados Unidos. Sin embargo, el público volvió a darle la espalda, y los números fueron incluso peores que los del estreno original.
El resultado fue desolador: una recaudación total de apenas 250 mil dólares en todo el país, lo que equivale a sólo 171 dólares por cine en el mejor de los días. En el peor, hubo complejos que reportaron ingresos de apenas 22 dólares, e incluso se supo de una sala donde sólo se vendió una entrada.
El reestreno se promovió como una opción para celebrar el Día de la Madre, bajo la idea de que las familias acudirían al cine movidas por la nostalgia del clásico animado de 1937. Pero la apuesta no sólo falló, sino que agravó la imagen de una marca cada vez más desconectada de su audiencia tradicional.
Para ponerlo en perspectiva, incluso el infame reestreno de Morbius en 2022 —considerado un caso emblemático de desconexión entre estudio y audiencia— logró mejores cifras, con un promedio de 289 dólares por cine.
Una pérdida millonaria que no se detiene
El live action de Blancanieves tuvo un presupuesto estimado de 250 millones de dólares, sin contar promoción. Hasta la fecha, sumando el estreno original y el reestreno, apenas ha recaudado 204 millones de dólares a nivel mundial, dejando a Disney con una pérdida de al menos 46 millones, cifra que crece considerablemente si se suman los gastos de marketing.
A esto se suma una polémica constante en torno al proyecto. Rachel Zegler, la actriz protagonista, ha sido duramente criticada por sus declaraciones menospreciando el material original y el legado de la película animada. Según estimaciones de medios como Box Office México y Mundo Ejecutivo, su salario fue de 20 millones de dólares, el doble de lo que recibió Gal Gadot por protagonizar Wonder Woman.
La desconexión de Disney con su audiencia
Especialistas coinciden en que el fracaso de Blancanieves no es aislado, sino sintomático de una crisis creativa y de gestión. La compañía parece haber olvidado que su público principal son las familias, y que el cine infantil no debería ser un campo de batalla ideológico. Entre los errores más señalados por críticos y fanáticos destacan:
– Despreciar el legado de sus propias historias.
– Elegir actores que confrontan al público en lugar de inspirarlo.
– Imponer agendas en películas dirigidas a niños.
El mensaje de las salas vacías es claro: la audiencia no quiere ser sermoneada, quiere ser entretenida. Y si Disney no escucha, el daño podría ser aún mayor.