La demora en los diagnósticos de COVID-19, aunado a la letalidad del virus, ya pusieron en aprietos a los cementerios de Sao Paulo, Brasil, al grado que los entierros tienen que ser exprés y los velorios sin abrazos.
Sao Paulo es el epicentro de la pandemia en Brasil, país donde ya se contabilizan 241 muertos por el COVID-19. La alcaldía ha contratado a una empresa para que los 22 cementerios de la entidad sean reforzados, para tener la capacidad.
Anteriormente, tuvieron que hacer un recorte del 60 por ciento de los sepultureros, debido a que este personal pertenecía a un grupo de riesgo; ahora ha contratado 220 empleados temporales para que sustituyan el trabajo de los 257 sepultureros que tuvieron que dejar el trabajo por la contingencia.
Aquí enterramos unas 45 personas por día, pero en la última semana son de 12 a 15 más. Es mucho peor de lo que vemos en las noticias, esto es grave”, comentó un sepulturero.
Para realizar su trabajo, los sepultureros deben vestir trajes de protección blancos, máscaras y guantes.
Ante la emergencia, se autorizó el pasado miércoles un decreto federal para que las personas puedan ser enterradas sin un acta de defunción.
Los fallecidos por COVID-19 son etiquetados como “D3”, lo que obliga a mantener el féretro cerrado, generando una despedida sin rostro y velorios sin abrazos y de menos de 10 personas.