Ciudad del Vaticano. La Iglesia Católica entró en una etapa de transición decisiva tras la muerte del papa Francisco, ocurrida este lunes 21 de abril a las 7:35 horas. La noticia fue anunciada por el cardenal Kevin Joseph Farrell, actual camarlengo, quien ahora asume temporalmente las riendas del Vaticano en calidad de máxima autoridad durante el periodo conocido como Sede Vacante.
“El obispo de Roma ha vuelto a la casa del Padre”, expresó Farrell con visible emoción desde la Santa Sede. “Su vida entera ha estado dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia, y nos ha enseñado el valor del Evangelio con fidelidad, valor y amor universal”.
Un rol crucial en la transición
El papel del camarlengo, nombrado por el propio papa Francisco en 2019, es fundamental en este momento. Es él quien certifica oficialmente la muerte del pontífice, sella sus aposentos privados y convoca al Colegio de Cardenales para preparar el cónclave que elegirá al nuevo líder de la Iglesia. También es el responsable de administrar los bienes y operaciones del Vaticano durante este periodo de vacío papal.
La tarde del lunes, Farrell dirigió el rito de constatación del fallecimiento en la Capilla de Santa Marta, uno de los actos más solemnes del protocolo vaticano.
Durante los últimos meses, Farrell se mantuvo estrechamente vinculado al pontífice, especialmente en los momentos más delicados de su salud. Incluso custodió una carta de renuncia firmada por Francisco, redactada en caso de incapacidad, activando brevemente el protocolo de Sede Impedida antes del deceso del pontífice.
¿Quién es el cardenal Farrell?
Nacido en Dublín en 1947, Kevin Joseph Farrell inició su formación religiosa con los Legionarios de Cristo. Estudió en seminarios de España e Italia, y fue ordenado sacerdote en Roma en 1978. Su vocación lo llevó a México, donde se especializó en ética social y bioética, antes de trasladarse a Estados Unidos en 1984.
En Washington D. C., se destacó por su labor con las comunidades hispanas y su firme defensa de los derechos de los inmigrantes. En 2007 fue designado obispo de Dallas, y en 2016 fue nombrado prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Tres años después, el Papa lo eligió para el cargo de camarlengo, reconociendo en él una figura de plena confianza.
Farrell es considerado un hombre comprometido con la transparencia, la justicia y una Iglesia más cercana a los pobres y marginados. Ahora, le corresponde guiar a la Iglesia en uno de los momentos más sensibles de su historia reciente.
Durante los próximos quince días, su liderazgo será clave mientras el mundo católico espera la elección del próximo papa.