Ciudad del Vaticano. En el marco del Jubileo de los Artistas 2025, la Pontificia Universidad Gregoriana y la Pontificia Universidad de la Santa Cruz organizaron el Congreso Internacional “El edificio de culto y los artistas. Balance y perspectivas”, un espacio de reflexión sobre la relación entre la Iglesia y el arte, que a lo largo de la historia ha tenido altibajos, pero que en los últimos 25 años ha buscado renovarse y fortalecerse.
El padre Fernando López Arias, profesor de la Universidad de la Santa Cruz y miembro del comité organizador del evento, destacó que el congreso sirvió para evaluar el impacto de la Carta a los Artistas de San Juan Pablo II (1999) y el primer Jubileo de los Artistas (2000), dos momentos clave en el diálogo entre la Iglesia y el arte. “El objetivo ha sido ver cómo han sido acogidos estos llamados en la Iglesia y qué consecuencias han tenido en la arquitectura y el arte sacro”, explicó el sacerdote.
Una relación milenaria en reconstrucción
A lo largo de la historia, la Iglesia ha sido un motor fundamental en la evolución del arte y la arquitectura. Sin embargo, el padre López Arias recordó que en el siglo XIX esta relación comenzó a fracturarse, separando a los artistas del ámbito eclesial. En este sentido, destacó el esfuerzo de los últimos papas —desde Juan XXIII hasta Francisco— por recuperar esa alianza.
“El arte y la arquitectura sagrada deben ser signos de esperanza, pero sólo lo serán si son signos de Cristo”, afirmó el sacerdote. Citando al papa Benedicto XVI y al teólogo Romano Guardini, subrayó que el arte cristiano sólo cumple su función si facilita un encuentro personal con Jesucristo.
Un balance y una mirada al futuro
El Congreso también sirvió como un prólogo al Jubileo de los Artistas, que se celebra del 15 al 18 de febrero en Roma. Durante las jornadas, los participantes analizaron la evolución del arte sacro en los últimos 25 años y proyectaron nuevos caminos para el futuro.
El evento, promovido por el Dicasterio para la Evangelización, abordó especialmente el papel de los espacios de culto como síntesis de la relación entre la Iglesia y los artistas. En este contexto, se reflexionó sobre la arquitectura litúrgica y el mobiliario religioso, con la convicción de que la tradición es una realidad viva en constante desarrollo, tal como afirmó Benedicto XVI.
Con este encuentro, la Iglesia reafirma su compromiso con el arte como expresión de fe y belleza, buscando que el diálogo entre artistas y la institución continúe fortaleciéndose en los años venideros.