Querétaro. En el VII Domingo de Pascua, la Iglesia celebra la Ascensión del Señor, recordando el momento en que Jesucristo, tras su resurrección, sube al cielo ante la presencia de sus discípulos. El Evangelio según San Lucas (24, 46-53) relata cómo Jesús, antes de partir, encomienda a sus seguidores a ser testigos de su obra redentora, llevando el mensaje de conversión y perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.
«Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día», afirma el Señor, reafirmando el cumplimiento de las Escrituras. Asimismo, les anuncia la venida del Espíritu Santo, el don prometido por el Padre, que les dará la fuerza necesaria para cumplir su misión evangelizadora.
El pasaje concluye narrando cómo, después de bendecirlos, Jesús se eleva al cielo mientras sus discípulos lo adoran. Lejos de entristecerse, los apóstoles regresan a Jerusalén llenos de gozo, manteniéndose firmes en la oración y la alabanza a Dios en el templo.
En este contexto, también se celebra la 9ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, bajo el lema: «Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus corazones» (cf. 1 Pe 3, 15-16). Un llamado especial a los comunicadores católicos y a todos los fieles a ser portadores de esperanza y verdad, en medio de un mundo frecuentemente saturado de mensajes que generan división, relativismo y confusión moral.
Este domingo es, por tanto, una doble invitación: a reconocer la gloria de Cristo resucitado y ascendido, y a ser auténticos testigos de la fe, la esperanza y la caridad en los tiempos actuales.