Querétaro. En el marco del Quinto Domingo de Pascua, la Diócesis de Querétaro compartió el Evangelio según San Juan (13, 31-33a. 34-35), texto que recoge un momento profundamente revelador del mensaje cristiano: el anuncio del nuevo mandamiento pronunciado por Jesús tras la salida de Judas del cenáculo.
El pasaje evangélico inicia con una afirmación contundente de Jesús sobre la glorificación del Hijo del hombre y de Dios mismo. “Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él”, declara el Señor, dejando ver que su pasión no será un fracaso, sino la culminación de la misión divina que él ha venido a cumplir.
En un tono de despedida, lleno de ternura, Jesús se dirige a sus discípulos como “hijitos”, anticipando que pronto se alejará físicamente de ellos. Sin embargo, antes de partir, les entrega un mandamiento que redefine la vida comunitaria de quienes desean seguirlo: “Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado”.
Este mandamiento no es una simple invitación a la fraternidad, sino una exigencia radical basada en el ejemplo mismo de Cristo. Amar como Jesús amó implica entrega, servicio y perdón, incluso en medio del dolor y la traición.
La Diócesis subraya la importancia de este Evangelio como fundamento del testimonio cristiano. “Por este amor reconocerán todos que ustedes son mis discípulos”, dice Jesús, poniendo al amor fraterno como signo distintivo del verdadero seguidor suyo.
En el contexto actual, marcado por divisiones, tensiones sociales y desafíos familiares, este llamado al amor concreto y comprometido resuena con fuerza. No es un ideal abstracto, sino una ruta clara para construir comunidades más humanas, justas y solidarias.
La Iglesia en Querétaro invita a todos los fieles a meditar este mensaje, renovar su compromiso con el amor evangélico y convertirse, con gestos cotidianos, en reflejo de la presencia viva de Cristo en el mundo.