Querétaro. En el Quinto Domingo de Cuaresma, la Diócesis de Querétaro compartió el pasaje evangélico de Juan 8, 1-11, una de las escenas más conmovedoras del Evangelio, donde Jesús confronta la hipocresía de los acusadores y ofrece perdón a una mujer sorprendida en adulterio.
Desde el monte de los Olivos, Jesús se dirige al templo al amanecer, donde enseña a la multitud. Es entonces cuando los escribas y fariseos, buscando tenderle una trampa, presentan ante él a una mujer acusada de adulterio. La ley mosaica ordenaba su apedreamiento, pero Jesús responde de manera inesperada: en silencio, se inclina y escribe en el suelo, gesto que desconcierta a sus interlocutores.
Ante la insistencia, pronuncia una frase que ha resonado a lo largo de los siglos: “Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra”. Estas palabras, cargadas de profundidad espiritual y humanidad, provocan que uno a uno, comenzando por los más ancianos, los acusadores se retiren.
El pasaje culmina con un encuentro íntimo entre Jesús y la mujer, a quien no condena, sino que invita a la conversión: “Tampoco yo te condeno. Vete y ya no vuelvas a pecar”.
Este Evangelio, proclamado en el corazón del tiempo cuaresmal, interpela a los fieles a revisar sus actitudes ante el juicio, el perdón y la misericordia. En lugar de señalar al otro, Jesús invita a mirar el propio corazón y caminar hacia una vida renovada.
Desde una perspectiva pastoral, este texto subraya el mensaje esencial de la Cuaresma: Dios no se complace en la condena, sino en la transformación del ser humano. Es un llamado a dejar la piedra en el suelo, a reconciliarnos con nosotros mismos, con los demás y con Dios.
La Diócesis de Querétaro, al difundir este pasaje, nos recuerda que la misericordia no es debilidad, sino fuerza divina capaz de levantar, sanar y renovar.