Londres, Inglaterra. En una jornada histórica para la política británica, el Partido Laborista logró una aplastante victoria en las elecciones parlamentarias celebradas este jueves en Reino Unido, estableciendo a su líder, Keir Starmer, como el nuevo primer ministro. Los laboristas obtuvieron 412 escaños, superando con creces los 326 necesarios para una mayoría absoluta en el Parlamento de 650 miembros. Por su parte, el Partido Conservador, o «tories», sufrió su peor derrota en la historia moderna, consiguiendo apenas 121 escaños.
Keir Starmer, de 61 años, recibió oficialmente el mandato del rey Carlos III este viernes, sustituyendo al conservador Rishi Sunak en el cargo de primer ministro. Al aceptar su triunfo, Starmer expresó: «La gente de aquí y de todo el país ha hablado y está preparada para el cambio, para la política de los resultados, para volver a la política como servicio público». A las 5:00 am del viernes, Starmer se dirigió nuevamente a sus seguidores desde el centro de Londres, declarando que «el cambio comienza ahora».
Starmer enfatizó que su administración implicará un «reinicio» y una «renovación nacional», y garantizó que tratará a todos los británicos con igualdad y respeto. Prometió trabajar para demostrar que «la política puede ser una fuerza para el bien».
El resultado de estas elecciones marca un colapso significativo para los conservadores, quienes en 2019, bajo el liderazgo de Boris Johnson, habían logrado un triunfo histórico. En contraste, en esta elección, los tories obtuvieron aproximadamente el 23.7% de los votos, casi un 20% menos que en 2019. La derrota fue aún más amarga con la pérdida de escaños clave, incluidos los del ministro de Defensa Grant Shapps y el ministro de Justicia Alex Chalk, así como la exprimera ministra Liz Truss.
En su último discurso, Sunak asumió la responsabilidad por la derrota y reconoció el deseo de los votantes por un cambio: «Me he entregado por completo para este trabajo, pero ustedes han enviado una señal clara de que el gobierno del Reino Unido debe cambiar y el de ustedes es el único juicio que importa».
El ascenso de Starmer representa un retorno del laborismo al poder después de 14 años de gobiernos conservadores. Starmer, quien asumió el liderazgo del partido en 2020, ha sido abogado de derechos humanos y director del Ministerio Público, el fiscal penal de mayor rango en Inglaterra y Gales.
Los laboristas obtuvieron un 33.7% de los votos, un incremento significativo que les permitió aumentar en 211 escaños respecto a las elecciones de 2019. Además, el laborismo logró importantes avances en Escocia, aumentando su representación de 1 a 37 escaños, desplazando a los nacionalistas escoceses del SNP.
El Partido Liberal Demócrata también experimentó un notable incremento, alcanzando 71 escaños, mientras que el SNP se vio reducido a 9. Reform UK, un partido populista de derecha, obtuvo 4 escaños, pero capturó el 14.5% de los votos, afectando negativamente el desempeño de los conservadores.
La campaña laborista se centró en el «cambio», apelando a un electorado afectado por la inflación, las dificultades del sistema de salud público (NHS) y un número récord de migrantes. Estos factores contribuyeron a la sensación de estancamiento económico que favoreció al Partido Laborista.
Con esta victoria, Keir Starmer y su equipo enfrentan ahora el reto de cumplir con las expectativas de un electorado ansioso por mejoras económicas y sociales.