El Papa Francisco celebró la misa del Domingo de Ramos con un pedido a los cristianos de “vivir para servir”, en un contexto global del drama de la pandemia por el COVID-19. Desde la Basílica de San Pedro, por primera vez sin fieles y retransmitida por streaming, para evitar el avance del contagio por el virus, dio comienzo a las celebraciones de una Semana Santa blindada en el Vaticano.
La celebración de Domingo de Ramos normalmente se celebra al aire libre, frente a miles de peregrinos, pero este año fue diferente: el Papa sólo habló en presencia de un puñado de sacerdotes y monjas y un coro reducido, quienes se mantuvieron a una distancia segura el uno del otro.
El pontífice hizo un reconocimiento a los héroes anónimos, quienes dan su vida por amor al prójimo.
Miren a los verdaderos héroes que salen a la luz en estos días. No son los que tienen fama, dinero y éxito, sino son los que se dan a sí mismos para servir a los demás. Siéntanse llamados a jugaros la vida. No tengáis miedo de gastarla por Dios y por los demás: ¡La ganaréis! Porque la vida es un don que se recibe entregándose. Y porque la alegría más grande es decir, sin condiciones, sí al amor. Como lo hizo Jesús por nosotros”.
Se trata de la primera celebración litúrgica de la Semana Santa de este año, en la que se ha cancelado la gran procesión de peregrinos con palmas de olivo, por la pandemia del COVID-19.
La misa del Domingo de Ramos inaugura el comienzo de la Semana Santa, la semana más importante del calendario litúrgico cristiano que culmina en Pascua, el próximo domingo 12 de abril.