Marruecos. Un poderoso terremoto de magnitud 6.8 sacudió Marruecos en la noche del 8 de septiembre, a las 23:11 hora local (hora local), causando una devastación generalizada y dejando un saldo inicial de al menos mil 037 personas fallecidas y mil 200 heridas, con cientos de ellas en estado crítico, según informes del Ministerio del Interior de este país.
Las provincias y ciudades de Al Hauz, Marraquech, Tarudant, Chichaua y Uarzazat han sido las más afectadas por el sismo, con numerosos edificios colapsados y una población aterrada que ha buscado refugio en las calles. El epicentro del terremoto se localizó en Iguil, a unos 63 kilómetros al suroeste de Marraquech y a una profundidad de aproximadamente 18.5 kilómetros.
Testigos presenciales han compartido sus experiencias de horror. Abdelhak el Amrani, de 33 años, residente en Marraquech, relató: «Sobre las 23:00, sentimos una sacudida muy violenta, me di cuenta de que era un terremoto. Veía los edificios que se movían. La gente estaba conmocionada, en pánico; los niños lloraban, los padres, desamparados. No tenemos los reflejos [para reaccionar] ante este tipo de situación».
La ciudad de Marraquech, en particular, experimentó una sacudida prolongada que causó daños significativos en edificios e infraestructuras, incluyendo mezquitas históricas en la medina. El minarete de la mezquita de Bab Ailan se derrumbó, y la entrada del templo resultó dañada. Las redes sociales se llenaron de imágenes que mostraban edificios derrumbados, personas atrapadas bajo los escombros y escenas de caos en las calles estrechas de la ciudad antigua.
Los heridos han sido trasladados a diferentes centros hospitalarios en todo el país, mientras que los equipos de rescate continúan trabajando incansablemente para buscar supervivientes. La mayoría de las víctimas se concentran en las áreas rurales más cercanas al epicentro, especialmente en las aldeas de las montañas del Atlas.
Las autoridades han instado a la población a mantener la calma y han movilizado fuerzas de seguridad, protección civil y las Fuerzas Armadas para responder a la emergencia. Se han desplegado medios terrestres, aéreos, equipos de búsqueda y salvamento, así como un hospital de campaña en la región más afectada, Al Hauz. Además, drones de observación se han utilizado para evaluar los daños en áreas de difícil acceso.
El temblor se sintió en todo el país, provocando pánico en las principales ciudades. A pesar del miedo, no se observaron daños significativos en las estructuras de edificios en la capital, Rabat. En otras ciudades, como Essaouira, un importante destino turístico, la población optó por pasar la noche al aire libre, temerosa de réplicas adicionales.
El Instituto Nacional de Geofísica marroquí informó que se han producido cientos de réplicas, aunque la mayoría de ellas no se han sentido. Las autoridades marroquíes continúan evaluando los daños y brindando asistencia a las víctimas mientras la nación se recupera de este trágico evento sísmico.