El Papa Francisco participó en el encuentro del Consejo Ecuménico de las Iglesias y la Comunidad judía, durante su viaje apostólico a Budapest, organizado en el Museo de Bellas Artes de esta ciudad. En su discurso, Francisco los alentó «a trabajar juntos para promover la fraternidad y construir la paz», dejando atrás los dolores y las diferencias del pasado. Asimismo, el Santo Padre pidió a todos «educar en la fraternidad para que no prevalezca el odio».
Alrededor de las 10 de la mañana (hora local) y tras haber saludado a las autoridades húngaras y a los obispos del país, el Santo Padre participó del encuentro con el Consejo Ecuménico de las Iglesias y los representantes de la Comunidad judía, como signo de unidad, organizado en el Museo de Bellas Artes de Budapest.
Los veo a ustedes, hermanos en la fe de Cristo, y bendigo el camino de comunión que llevan adelante. Los veo a ustedes, hermanos en la fe de Abrahán nuestro padre, y aprecio mucho el compromiso que han mostrado para derribar los muros de separación del pasado. Ustedes, judíos y cristianos, desean ver en el otro ya no un extraño, sino un amigo; ya no un adversario, sino un hermano”.
Papa Francisco
Retomando la evocadora imagen del Puente de las Cadenas, que une las dos partes de la ciudad de Budapest, Francisco dijo que este «no las funde en una, pero las mantiene unidas» y que así deben ser los vínculos entre judíos y cristianos, dejando atrás el pasado y sus dolores:
Cada vez que se ha tenido la tentación de absorber al otro no se ha construido, sino que se ha destruido; lo mismo cuando se ha querido marginarlo en un gueto, en vez de integrarlo. ¡Cuántas veces ha ocurrido esto en la historia! Debemos estar atentos y rezar para que no se repita”
Papa Francisco
Asimismo, el Papa citó en su alocución a una de las tantas «figuras de amigos de Dios que han irradiado su luz en las noches del mundo», como lo fue para Hungría el gran poeta Miklós Radnóti, «cuya brillante carrera fue truncada por el odio ciego de quienes, sólo porque era de origen judío, primero le impidieron ejercer la docencia y luego lo arrancaron de su familia».
El Santo Padre subrayó que al igual que escribió el poeta Radnóti, «Soy también yo una raíz ahora… Fui una flor, me he convertido en una raíz», nosotros estamos llamados a convertirnos en raíces, haciendo fructificar la Palabra de Dios en la tierra:
Sólo si estamos profundamente arraigados podremos alcanzar la cima. Enraizados en la escucha del Altísimo y de los demás, ayudaremos a nuestros contemporáneos a acogerse y amarse. Solamente si somos raíces de paz y brotes de unidad seremos creíbles a los ojos del mundo, que nos mira con la nostalgia de que florezca la esperanza. Gracias, y buen camino».
Papa Francisco