Londres, Inglaterra. La ciudad de Londres ha sido testigo de una histórica coronación este sábado en la Abadía de Westminster, donde Carlos III ha sido solemnemente coronado como el nuevo rey del Reino Unido. La ceremonia, que contó con la presencia de unos 2,300 invitados, entre ellos destacadas figuras internacionales, ha sido descrita como fastuosa y única en Europa, ya que no se había llevado a cabo en el país desde hace 70 años.
Carlos III, quien subió al trono ocho meses atrás tras la muerte de Isabel II, fue coronado junto a su esposa Camila en una ceremonia que incluyó el uso de varias insignias reales, que simbolizan las responsabilidades del jefe de Estado británico hasta el día de su muerte.
Sentado en la silla de roble de San Eduardo, considerado el mueble más antiguo del Reino Unido y colocado sobre un piso de mosaico medieval, el rey fue coronado tras recibir la corona de San Eduardo, que no había sido utilizada desde la coronación de su madre, en 1953.
El momento más importante de la ceremonia tuvo lugar cuando el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, colocó sobre la cabeza del nuevo rey la suntuosa corona de San Eduardo, del siglo XVII. Tras colocarle la corona, el arzobispo gritó a la congregación «Dios salve al Rey», y se escucharon trompetas. Antes de la coronación, el monarca fue ungido con aceite consagrado por el arzobispo de Canterbury, el rito religioso más solemne de la liturgia de la coronación.
El rey quedó velado por un panel de tela bordada con motivos de ángeles y un árbol con 56 hojas que representan a cada uno de los países de la Mancomunidad Británica de Naciones. Sustituyendo el tradicional homenaje de los aristócratas, el religioso invitó entonces a todas las personas, desde donde estuviesen viendo o escuchando la coronación, a jurar lealtad al nuevo rey, una primicia histórica que busca la democratización de la ceremonia, pero que ha generado críticas por parte de los antimonárquicos.
La reina Camila fue coronada inmediatamente después, en un ritual similar pero más sencillo. A la ceremonia asistieron los herederos de la corona, Guillermo y Catalina.
A pesar de que Carlos III quiso una ceremonia más moderna y sencilla que la de su madre, se utilizaron tres coronas engarzadas de diamantes: una para Camila y dos para Carlos III, ya que la de San Eduardo solo se lleva en el momento preciso de la coronación. También se utilizaron varios ropajes antiguos bordados con oro que el rey fue vistiendo progresivamente durante la ceremonia, tres cetros y una espada cubierta de piedras preciosas.
La coronación del nuevo rey del Reino Unido ha sido seguida con gran expectación y se espera que marque el inicio de una nueva era.