Nueva Orleans, Luisiana. La dinastía de los Kansas City Chiefs se derrumbó en el Super Bowl LIX tras una demoledora actuación de los Philadelphia Eagles, que se impusieron con autoridad por 40-22 en el Caesars Superdome. Patrick Mahomes, el héroe habitual, se convirtió en víctima de una defensiva implacable, mientras que Jalen Hurts selló su redención con una actuación de ensueño.
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— NFL (@NFL) February 10, 2025
La victoria no sólo significó el segundo trofeo Vince Lombardi para los Eagles, sino que también fue un golpe simbólico en la cultura pop y la política estadounidense: en las gradas, Donald Trump celebró el triunfo mientras la estrella pop Taylor Swift, ferviente seguidora de los Chiefs y pareja de Travis Kelce, observaba atónita la debacle.
Mahomes, asfixiado y sin respuesta
Desde el inicio, Philadelphia impuso condiciones. Con un marcador parcial de 24-0 en la primera mitad, los Eagles dejaron claro que no repetirían la historia de hace dos años. La ofensiva de Kansas City jamás encontró su ritmo y Mahomes terminó con una tasa de presión del 47.1%, superior a su porcentaje de pases completos (42.9%).
Las pérdidas de balón fueron letales. Cooper DeJean interceptó a Mahomes y corrió 38 yardas para un touchdown que sentenció anímicamente a los Chiefs. Más tarde, otro error del mariscal de campo permitió que Zack Baun aprovechara y ampliara la ventaja de Philadelphia.
Revancha y reivindicación
Los Eagles saben de segundas oportunidades. En 2018, derrotaron a los New England Patriots de Tom Brady en el Super Bowl LII para conseguir su primer campeonato. Ahora, volvieron a frustrar la posibilidad de un tricampeonato, un logro que sigue siendo esquivo en la historia de la NFL.
Hurts, quien sufrió la dolorosa derrota en el Super Bowl LVII ante estos mismos Chiefs, se reivindicó con una actuación magistral. Un pase de 46 yardas a DeVonta Smith fue la daga definitiva, asegurando que el trofeo viajara a Philadelphia.
Trump sonríe, Swift sufre
El Super Bowl LIX no sólo fue un evento deportivo, sino también un choque de narrativas. La presencia de Donald Trump en el palco contrastó con la expresión desencajada de Taylor Swift, cuyo apoyo a Kansas City se convirtió en un fenómeno mediático.
Al final, la NFL volvió a demostrar que la gloria es efímera. Mahomes y los Chiefs, que llegaron al Bayou soñando con la historia, salieron con el corazón roto. Philadelphia, en cambio, celebró entre confeti verde y plateado, marcando el inicio de una nueva era.